5. El dualismo antropológico de Platón: desprecio del cuerpo
En el idealismo de
PLATÓN (-427/-347), el
ser humano o
anthropos es fundamentalmente su
alma. El alma está
unida accidental e incómodamente al cuerpo. Alma y cuerpo están unidos como el caballero y su caballo, como el piloto y la nave que gobierna: el cuerpo es como la
prisión del alma y de esta prisión el alma
anhela salir.
Un
dualismo antropológico i
una visión tripartita del alma, el alma es vista como una fuerza o
dynamis, como un
carro tirado por dos caballos alados y conducido por un auriga. Vive en el mundo de las ideas con posibilidad de elevarse y contemplar el mundo jerárquico de ideas. El auriga simboliza la
parte racional o las capacidades intelectuales; el caballo blanco, la
parte irascible o tendencias positivas como por ejemplo el coraje; el caballo negro, la parte concupiscible o tendencias negativas como los instintos más bajos. Cuando este carro, el alma,
pierde el equilibrio, cae en el mundo de las cosas, ocupando un cuerpo y
olvidando lo visto. Su anhelo será
volver a su origen.