Una de las características del pensamiento del siglo XIX es la actitud de sospecha y denuncia. Socialistas utópicos, anarquistas, Karl Marx y otros sospechan del orden social y económico, denunciando la alienación y la explotación. Sigmund Freud y otros sospechan que bajo los buenos sentimientos se esconden fuerzas oscuras e irracionales inconscientes. La sospecha y denuncia de Friedrich NIETZSCHE (1844-1900) apuntan al corazón de la cultura occidental: los puntos de referencia, los fundamentos y los valores dominantes de esta cultura son mentiras que ya no valen.

Nietzsche percibe que la mentida se ha impuesto a la verdad; critica que desde Sócrates los valores ligados a la razón y a la lógica (apolíneos) han prevalecido a los valores de la vida. Critica la actitud de renuncia a la vida, siendo todo su pensamiento una afirmación (dionísiaca) de la vida con todo el que comporta. Paradójicamente, contradice como nunca nadie ha contradicho, pero es el polo opuesto del espíritu que dice no: él es el alegre mensajero que dice sí a la vida.