Diferentes pensadores del siglo XIX comparten una actitud de sospecha y denuncia. Karl MARX (1818/1883) sospecha del sistema económico dominante, con supuestas leyes naturales que justifican el enriquecimiento de unos pocos en base al empobrecimiento y explotación de mucho. Su motivación es de orden ético: transformar la sociedad, superando las injusticias que se presentan como inevitables. Lucha para crear un mundo en el que todo ser humano pueda llegar a ser él mismo, sin alienaciones que lo mutilen.

La alienación económica es la fuente de otras alienaciones que niegan dimensiones humanas. El concepto de alienación, utilizado ya por Hegel, hace referencia a la negación, alteración o cosificación de una realidad. Marx lo aplica a la sociedad capitalista donde el trabajador se deshumaniza doblemente: aquello que él crea no le pertenece, deviniendo instrumento de explotación y, por otro lado, el acto mismo de trabajar, con sus condiciones inhumanas, es un acto alienante.