5. Marx: la religión es el opio del pueblo
La
sospecha y denuncia que caracterizan el pensamiento de
Karl MARX (1818/1883) no se centra en la religión sino en la
alienación económica; alienación tanto respecto al acto mismo de trabajar (donde el trabajador se niega), como respecto al producto mismo (que llega a ser medio de su opresión). Es esta una alienación que comporta
sufrimiento y que produce la
alienación religiosa.
Las palabras de Marx sobre la religión arraigan en la crítica del miembro de la izquierda hegeliana, Ludwig FEUERBACH (1804/1872) Para éste, la clave de la
teología se encuentra en la
antropología: Dios es una creación humana. Y anteriormente, otros pensadores ya habían afirmado que la religión, como el opio,
puede hacer soportable la infelicidad y opresión humana.
Las causas de la alienación religiosa se encuentran en las condiciones económicas de injusticia. La religión es el
grito de la persona oprimida; la religión es una
protesta contra la miseria real. Es un
opio imprescindible para una humanidad que sufre; pero, llegando a ser una
justificación trascendente de las injusticias sociales.